martes, 6 de mayo de 2014

EL ETERNAUTA

Es difícil abordar este clásico inmortal sin caer en evidencias, repetir lo ya dicho.
El eternauta nace en las páginas de la revista semanal Hora Cero en Argentina , allá por el año 1957, y nos relata las aventuras de Juan Salvo y su familia y amigos hasta 1959.
Con los años tuvo un gran número de secuelas y versiones, pero ninguna con la fortuna de la predecesora, a pesar de contar algunas con nombres de la talla del propio Alberto Breccia .
Este libro es hijo de su época, y como tal nace, en un ambiente combativo, de hostilidad al régimen, de solidaridad, y de pocas -
muy pocas - esperanzas. Una sensación asfixiante se estaba asentando, recorriendo calles, casas, y bares, contagiando cada rincón. Os sitúo: recordemos que Perón fue derrocado por un golpe militar en 1955 y la sociedad argentina vivía dividida entre peronistas y antiperonistas, conviviendo en un clima de calma tensa, cuando no decididamente tensa (lo de calma era un decir), que acabaría con dos golpes de estado más en 1962 y 1966. 


Se podría decir que se fraguaba la tragedia, en una especie de guerra civil promovida por una oligarquía militar que ostentaba el poder y alimentaba el odio para consolidarse en la tribuna.
Nada nuevo en la triste historia de la humanidad, una historia que se ha ido repitiendo en diferentes países con el beneplácito y/o financiación del llamado primer mundo que, no lo olvidemos, vivía en plena guerra fría. Y por si fuera poco, el destino guardaría una atroz sorpresa al propio Oesterheld, ya que él mismo sería uno de los demasiados desaparecidos de la dictadura argentina en 1977.
La historia comienza cuando nuestro protagonista le dicta los hechos acontecidos al mismo autor del libro en una fría y desierta noche bonaerense.

Luego se sucedería la ya famosa nevada nocturna que emborronó Buenos Aires sembrándola de muerte, cuando nuestro Juan Salvo, familia, y amigos (Falvalli, Lucas, y Polsky) son sorprendidos en plena partida de cartas. A partir de aquí se van desgranando los
hechos hasta que los personajes se dan cuenta de que se hallan atrapados en casa, sin poder salir al exterior por miedo a ser contaminados. Superada la angustia inicial vendrá el siguiente paso, el racionamiento de alimentos y la organización, hasta llegar a tomar contacto con otros grupos de supervivientes con los que harán piña para sobrevivir y para plantar cara al invencible invasor extraterrestre. Luego llegará la unión al ejército superviviente, el famoso replegamiento en el estadio de River Plate, el ataque a los otros, la vuelta a casa, la escapada... hasta llegar a el insospechado final.

Oesterheld era un hombre de izquierdas y, como explica su mujer Elsa, fue fuertemente influenciado por un grupo de anarcosindicalistas españoles refugiados en Argentina.
Seguramente la implicación en los sucesos políticos que recorrían el país era fuerte, y así se debió reflejar en su obra, de manera más o menos velada. Quizás no queda nada más que decir de Oesterheld: sobran las palabras ante posiblemente el mejor guionista de la historia del cómic argentino.
En cambio, F. Solano López era muy joven: cuando se embarcó en el proyecto de El Eternauta tan solo contaba con cuatro años de experiencia como dibujante profesional, aunque en todo momento demostró una madurez y oficio excepcionales. Las condiciones de
trabajo no eran fáciles: se tenía que dibujar con mucha rapidez, los plazos de entrega apremiaban y no había tiempo para lucimientos personales. Solano cumplió con creces, si bien algunas veces se observan los fondos no tan bien trabajados como otras, lo cual quizás sirvió para contribuir a ese clima de angustia y soledad, que tan bien transmite la obra gracias a las manchas negras.



[Más información en la siguiente web: http://www.eternauta.com/]



Aquí os dejo el enlace de un estudio sobre la obra. Se trata de un capítulo de la serie documental argentina Continuará.







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