miércoles, 30 de abril de 2014

SETON

 JIRO TANIGUCHI


Taniguchi es un gran dibujante siempre y obras como Seton, aunque realizadas sobre un guión ajeno, constituyen de todos modos parte indiscutible de su obra, pues conforman su universo personal de autor.
La serie Seton sigue la peripecia vital de Ernest Thompson Seton (1860-1946), escritor, dibujante y naturalista que, entre otras cosas, fue colaborador de Baden-Powell, el fundador del movimiento de los boy-scouts. La serie está organizada como una combinación de aventura y de biografía. Toma de las convenciones de aquélla el recurso al suceso extraordinario y arriesgado, habitualmente el encuentro con un animal salvaje de tamaño, fiereza o astucia sobresalientes, al que el héroe ha de enfrentarse, acaso con violencia, y del que ha de aprender.

La biografía le proporciona un hilo conductor, es decir, una estructura narrativa. Seton es un relato de aprendizaje, que se desenvuelve en las espesuras de Canadá. 

Taniguchi dibuja Seton como suele: línea segura y limpia, escasas manchas negras y uso abundante de los grises para dar sombra, matiz y volumen a figuras, fondos y paisajes. Comparte con su protagonista la pasión por la naturaleza y el talento de dibujante, de modo que, aunque Seton es uno más entre varios títulos que ha dedicado a explorar las relaciones del hombre con su medio, en situaciones más o menos extremas (ahí está, para demostrarlo, la serie La cumbre de los dioses), da la impresión de que lo tiene todo para despertar lo mejor del mejor Taniguchi. 

















Apoyado en un guión que se recrea constantemente en el entorno natural y en los animales que Seton encuentra en él, Taniguchi compone viñetas que, sin dejar de contribuir al desarrollo del relato, invitan a lacontemplación. Hay algo extático, como un fondo de serena alegría en la mirada del joven Seton, cuando descubre la vida natural y se descubre en ella, y lo hay también en la manera que tiene Taniguchi de representar dicha mirada. Pocas obras traslucen con tanto vigor la identificación del autor con su materia o con su protagonista. Seton resulta así, en más de un sentido, un gesto de celebración por el descubrimiento siempre renovado de la vida y de nostalgia de otros tiempos, en los que el aprendizaje de dicha celebración no estaba tan tintado de imposturas. Seton es, en suma, un título que, como otros de Taniguchi, explora posibilidades expresivas inhabituales para el cómic. 

lunes, 28 de abril de 2014

EL LOBO SOLITARIO Y SU CACHORRO

El drama de Ittô Ogami comienza cuando el poderoso clan Yagyu, que durante años ha ambicionado para sí el título de kogi kaishakunin, masacra a la familia de Ogami y hace ver que Ittô conspiraba contra el líder de la nación. Despojado de su rango y perseguido como traidor, el protagonista se ve condenado a convertirse  en ronin (samurái sin señor) y, junto con el único superviviente de su familia, su hijo menor Daigoro, se consagra al meifumado: el “camino al infierno” que conduce a la venganza o a la muerte.

En esencia, El lobo solitario y su cachorro es una larga historia de venganza, brutal y despiadada, que se extiende a lo largo 8.700 páginas en las que guionista y dibujante nos desgranan los entresijos del Japón feudal, las peculiaridades de la compleja casta samurái y el código según el cual vivían y morían: el Bushido.  La relación entre padre e hijo, la descripción de un momento histórico único, la ascética concepción de la vida que poseían los samuráis… Todo ello se entrelaza para dotar al relato de un enorme poder de fascinación, haciéndonos asistir a su desarrollo conmovidos y horrorizados a partes iguales.

 La obra de Koike y Kojima ofrece una visión oscura y brutal del período histórico en el que se desarrolla este tipo de relatos , mezclando una narración áspera de la violencia que embargaba la vida de la casta samurái con un excelente retrato costumbrista del Japón feudal. Los guiones de Koike y las majestuosas ilustraciones de Kojima (cuyo trabajo para esta colección ha llegado a compararse con las láminas de los grandes maestros por su evocador retrato de la época) lograban armonizar los aspectos más decadentes de dicha sociedad con otros de gran lirismo, ofreciendo al lector una imagen compleja,  pero fidedigna, de lo que era el Japón del periodo Edo.


Pocas veces una obra consigue un impacto tan profundo en la cultura de un país, convirtiéndose en un referente cuya popularidad no ha decaído en generaciones posteriores. Pero más allá de su calado social, debemos comprender que Kozure Ôkami representó un  hito en la historia del manga, no sólo por su impacto en obras posteriores, sino porque, por primera vez, un cómic japonés traspasaba las fronteras de su mercado natural y extendía su influencia hasta Occidente.








jueves, 24 de abril de 2014

BAJO EL AIRE

Bajo el aire es una serie de cortos relatos autoconclusivos. Es ,sin duda, una de las más impactantes y desgarradoras creaciones del “Dios de los manga”. Quienes creían que tal honor recaía en Adolf, con la lectura de este volumen se van a llevar una sorpresa.

Tezuka, sin abandonar su producción “para todos los públicos”, supo aprovechar fructíferamente la década de los 60 para experimentar e innovar dentro del manga.
Cada entrega de Bajo el aire tiene una extensión aproximada de entre 15 y 30 páginas, presentando una gran variedad de personajes y escenarios. Tezuka, a la par que demuestra su maestría en el relato corto, exhibe las preocupaciones habituales en buena parte de su obra: el respeto a la vida y a los derechos humanos, el uso no siempre correcto de los avances científicos o el constante temor a un cataclismo mundial, entre otros. La historia que abre el volumen, La ejecución terminó a las tres, ya evoca el espíritu de los siguientes relatos: durante la 2ª Guerra Mundial, un científico judío, el Dr. Frosch, es forzado por los poderes nazis a revelarles el secreto de una invención suya, el “dilatador temporal”, una droga que hace que el tiempo pase muy lentamente para quien la toma.

Las siguientes entregas abarcan tramas como la de un importante director de empresa que lleva una doble vida como mendigo, un delincuente que mientras estaba fugándose se convierte inesperadamente en héroe al rescatar a un piloto gravemente herido o, en el relato que cierra el volumen, Nuestro mundo, un niño y una niña que, desde una Tierra al borde de la destrucción, son enviados al espacio exterior en una cápsula en la que crecen y se desarrollan mientras van en busca de un destino donde iniciar una nueva existencia.
Incluso el propio Tezuka aparece en dos episodios: Punta escama y Robana. Aunque Tezuka fuera, ya en la época en que apareció el presente manga, un autor de estilo “clásico”, utilizando su habitual diseño de personajes redondo y una puesta en escena a menudo convencional (son habituales las páginas con las viñetas dispuestas en cuatro tiras), ello no le impedía llevar a cabo experimentos visuales: son destacables las viñetas que abren el relato La chica de la ventana oscura (página 112 y primera tira de la 113) o la tercera y cuarta páginas de El Camaleón (páginas 215 y 216), donde Tezuka logra unas llamativas composiciones de viñetas “de momento a momento”, como diría Scott McCloud, de hecho gran admirador de Tezuka, en su imprescindible Understanding Comics. 
También, pese al carácter mayoritariamente dramático de las historias, Tezuka aporta unos breves interludios humorísticos en los que los personajes son conscientes del hecho de que son eso mismo, personajes de historieta: en una escena del relato El valle perdido, en la que hay mucha niebla, un personaje comenta “...y el dibujante aprovecha para ahorrarse detalles”; mientras que el protagonista de El camaleón, desesperadamente hambriento al hallarse en una zona desértica donde no hay absolutamente nada de comer, llega a comerse ¡sus propias onomatopeyas!

En definitiva, una obra plenamente recomendable - como casi toda la producción de Tezuka- para los amantes del buen cómic de cualquier época y nacionalidad.
Y lo más importante: los relatos que integran Bajo el aire siguen siendo plenamente de actualidad después de casi 40 años de su publicación, dado que, a la vista de la situación mundial del momento, poco ha evolucionado la especie humana en los últimos tiempos. Quizá evolucionaría un poco más si leyese las obras deTezuka o de otros de los grandes narradores gráficos que ha dado la Historieta a nivel mundial.









martes, 22 de abril de 2014

LA MALA GENTE


LA MALA GENTE / Étienne Davodeau



Étienne Davodeau es autor de historietas ya hecho, que ha firmado docena y media de títulos, casi siempre historias de gente corriente, que critican comportamientos y costumbres o denuncian la especulación y las componendas políticas, con una discreta acogida del público francés. La mala gente ha debido de dar en el blanco de la sensibilidad del lector común, pues ha ganado casi todos los premios imaginables: el de mejor guión y el del público en el festival de Angoulême, el de la crítica —la ACBD—, el de France Info a la mejor historieta de actualidad, entre otros. Resulta afortunado que fuera éste el título que lo presentó al público español.

Los ingredientes de La mala gente son similares a los de otras obras suyas. Davodeau se dibuja de nuevo como personaje que indaga en las vidas de otros para contarlas y describir así la realidad contemporánea de su país. Lo peculiar de este título es que el dibujante acosa a preguntas a sus padres, con idea de contar qué les condujo desde su infancia en el pueblo —en esa comarca de Mauges que presta mote a sus habitantes y título a la obra— a las asociaciones católicas de base, al sindicalismo y, por fin, a la militancia de izquierdas. La mala gente cuenta los trabajos y los días de una generación de franceses, los nacidos a comienzos de los cuarenta, hasta el 10 de mayo de 1981 en que el socialista Miterrand ganó por primera vez las elecciones.

Davodeau despliega tal biografía generacional con talento de buen narrador. El carácter testimonial de su relato requiere a menudo largos textos narrativos en que sus protagonistas, Maurice y Marie-Jo Davodeau, explican circunstancias y detalles de su madurar. Aunque largos, tienen la ligereza de conversaciones y disputas entre autor y testigos, con un estilo coloquial, divagaciones ocasionales y, en suma, mucha vivacidad. La misma que anima su dibujo, de línea suelta y sombras acuareladas expresivas. La relación actual con sus padres, que interrumpe y puntúa el relato histórico, lo aviva, lo hace próximo y creíble. Davodeau habla de una generación con la curiosidad y el afecto que lo unen a dos seres próximos. La suya es una obra viva, que irradia comprensión crítica y ternura.










viernes, 11 de abril de 2014

EL SALÓN

Nick Bertozzi ha imaginado para El Salón una intriga siniestra en la que envuelve a lo mejor de la vanguardia artística del París de 1907. Los cadáveres decapitados de unos cuantos bohemios, más o menos artistas, asustan a Leo y Gertrude Stein, y los hermanos deciden convocar a sus amigos, los Apollinaire, Satie, Braque o Picasso, para descubrir entre todos al asesino y librarse de la amenaza. Con este planteamiento convencionalmente inquietante, el relato va encadenando encuentros, discusiones y peripecias de los nombrados y de otros muchos (también participan, como algo más que comparsas, Matisse, Gauguin, Kahnweiler), que desembocan en el Salón que da título a la obra, la exposición que consagrará el genio del joven Picasso.


Enredar a personajes reales en una ficción es recurso usual en novela, pero no tanto en cómic. Bertozzi lo emplea con inteligencia, pues logra que la búsqueda del misterioso criminal se confunda con la indagación estética de los artistas que la emprenden y la resolución de la intriga tenga bastante que ver con ella y con sus modos de vida, es decir, con sus maneras de ser artistas. En El Salón, Braque y Picasso discuten los fundamentos de un nuevo arte, aunque será el español, ambicioso, desenfrenado y carente de todo escrúpulo, quien lo personalizará; Gertrude Stein conoce a Alice B. Toklas, se pelea con su hermano y se conoce a sí misma; Matisse pugna por la primacía en el nuevo arte con los recién llegados; Gauguin se hunde en la miseria y la sinrazón. Y todos consumen absenta y, en consecuencia, derivan, como lo hizo su arte, por los límites de la realidad y de lo irreal, de modo que la ficción y las invenciones de Bertozzi despliegan las andanzas y las
ideaciones de aquellos exploradores geniales. Los artistas que dibuja, en suma, parecen tan pequeños y tan desmesurados, tan humanos, como uno podría imaginárselos.

Bertozzi crea, sobre un esquema de página invariable como una cuadrícula, un relato sombrío, de negruras generosas, como corresponde a la intriga, a las que añade un color de variedad chirriante, aplicado como bitono, artificioso intencionadamente y que choca con los usos dominantes en el medio. Su relato sincopado, de capítulos yuxtapuestos y aspecto escueto, adquiere densidad gracias al juego constante con la profundidad de plano, en la que se juegan las complejas relaciones cruzadas entre sus protagonistas, y gracias también a las abundantes insinuaciones y guiños al lector, que aportan bastante humor y no poca pimienta a su ficción.



Que Picasso encuentre recursos para su creación en los Katzenjammer Kids o en Krazy Kat
tiene su aquel. El Salón resulta, en suma, una historieta de aire singular, que con sus viñetas de aspecto inesperado y su argumento, entre el relato negro, el sainete y la reflexión estética, reconstruye aquel instante decisivo para la historia del arte contemporáneo en que los artistas dijeron adiós a la realidad, para zambullirse en sus creaciones.





miércoles, 9 de abril de 2014

CÓMICS EN SUBASTAS

Ayer se publicó en El País  esta noticia que me pareció interesante. Hace tiempo que el cómic entró en el mercado de las subastas. Casi siempre se trataba de ejemplares con cierta antigüedad. Ahora hablamos de piezas de autores contemporáneos.Parece que entramos en la consideración de la historieta como arte. Leedlo, es muy curioso.


             El cómic ya es subastable



Puede que existan aún personas que duden de la consideración del cómic, historieta o novela gráfica como el noveno arte. Que no se hayan dado por enterados de su riqueza, de su capacidad evocadora y representativa para vehicular en viñetas la ficción y la no ficción. Pero el mercado del arte sí lo tiene claro. La sede en París de Christie’sasegura haber superado varios récords mundiales con su primera subasta de tiras de cómics, planchas de imprenta e ilustraciones originales, celebrada el sábado en la avenida Matignon, por valor de 3.889.500 euros.
En Francia, paraíso —junto con Bélgica— de la creación literaria ilustrada, solo faltaba Christie‘s por sumarse a la venta de originales, algo que llevan haciendo desde hace años Artcurial, Sotheby’s y Neret-Minet. Y el resultado ha sido espectacular. Un crayonné (esbozo) de Hergé para la historieta Tintín en el Tíbet ha sido vendido por 289.500 euros. El dibujo original con tinta china realizado por Uderzo para la portada del volumen El adivino de Astérix en 1972 fue adjudicado por 193.500 euros, y la plancha original de Astérix en Córcega obtuvo un precio de venta de 145.500 euros.






Christie’s se felicita también por el interés que recibieron otros dos autores ya convertidos en clásicos, André Franquin y Hugo Pratt. La portada original de un número especial de Spirou y Fantasio(Franquin) fue vendida a través de Internet por 157.500 euros, y la plancha original de La macumba del gringo (Pratt), por 55.500 euros. Otros autores presentes en la subasta que han obtenido récords de venta son Will, Moebius, William Vance (belga residente en España desde hace años), Milo Manara, Philippe Delaby, Cosey, la madrileña Ana Miralles y Frank Pé.
El artífice de ese éxito es el galerista, coleccionista y editor afincado en París Daniel Maghen, quien considera que la jornada fue “histórica” para el noveno arte. En declaraciones a EL PAÍS, Maghen transmite también su satisfacción por el éxito de autores españoles a los que ha apoyado particularmente, como Ana Miralles o Enrique Corominas, al que ha publicado en Francia. “Es el resultado de un acompañamiento como galerista, de un esfuerzo por hacer descubrir la obra de estos ilustradores que ahora se ve recompensado”, afirma.
Maghen se considera “de la vieja escuela”. “Es en la novela gráfica donde están ahora los mejores ilustradores figurativos, que han heredado la tradición de Toulouse-Lautrec, Gustave Doré, Carl Larsson y los grandes maestros de los siglos XVIII y XIX”. Quienes compran obra de Jean-Pierre Gibrat (Jeanne et Cécile, Le vol du corbeau) “buscan esa continuidad y esa plasticidad de antaño”, para este experto en ilustración. “Muchos clientes internacionales me compran originales de Gibrat porque para ellos representan la plasmación de la mujer francesa, un ideal de belleza y elegancia parisina que retrató el cine de los años 40 y 50”.¿Hay algunas líneas de creación que hayan atraído un interés particular de los coleccionistas? “No, realmente”, dice Maghen. “Se trata más bien de coups de coeur, de compras basadas en una emoción que transmite la obra y que conecta con el espectador, como en el caso de las acuarelas de Corominas”.
Maghen estima que en la subasta han confluido dos influencias. “Por un lado, se confirma el interés que despierta el cómic tradicional, lo que la gente ha leído de pequeños. Es una mirada ligada a la infancia (Tintín, Astérix, Mortimer); y por otro lado, la fascinación de generaciones posteriores que han incorporado a autores como Hugo Pratt a su universo cultural de adultos”.
Interrogado sobre el papel de las instituciones, Daniel Maghen asegura que a ese respecto “Francia está en la edad de piedra”. Cita como ejemplo el hecho de que el Museo de Angulema, en la ciudad que alberga el mayor festival europeo de cómic, disponga de un esmirriado presupuesto de entre 30.000 y 40.000 euros anuales para compra de originales. “Se hace mucha compra bibliófila o histórica, pero no se está comprando obra a los grandes autores franceses contemporáneos, como Gibrat, lo que me parece un escándalo”.
Maghen, que empezó a coleccionar y a vender originales de cómic con 19 años, hace un cuarto de siglo, ve reivindicado ahora el valor de esas obras. “Porque no puedes ser plenamente consciente de la belleza y magnitud de una ilustración a partir de un libro: hay que ver los originales”.
Ana Miralles explica que ha sido muy importante también para esa explosión “el apoyo de la industria editorial del cómic, que hace que salgan cada año unas 5.000 novedades, con tiradas muy superiores a las que se dan en España”. En el país vecino, explica, “el cómic se entiende como una extensión más de la cultura y una industria floreciente que da trabajo a muchísima gente”.
El éxito de la venta en Christie’s, para Maghen, no es solo el fruto de sus esfuerzos como coleccionista y galerista, sino “la consagración del lugar que ocupan el cómic y la ilustración como bellas artes”.
La próxima gran cita en esta especialidad del mercado del arte será el 24 y 25 de mayo, cuando Artcurial ponga a la venta en París un fondo esencial de originales de Hergé y Tintin, entre otros grandes autores. Eric Leroy, experto de la casa de subastas, no duda en afirmar que será “un fin de semana histórico”, para el cómic.

viernes, 4 de abril de 2014

WESTERN


Westernnarra la historia de Nat Chissum, un joven buscavidas que por azares de la vida acaba perdiendo tanto a su hermano como una mano en un timo que no salió como habían planeado. Pasados los años y, convertido, a pesar de su minusvalía y tras muchas penalidades, en un competente pistolero. Nat volverá a intentar repetir la jugada que marcó su infancia sin tener en cuenta que no suele ser buena idea tentar al destino por segunda vez si se quiere conservar la vida.
Van Hamme escribe uno de sus más sólidos guiones en este álbum autoconclusivo en el que plantea en tono de western crepuscular una historia de timadores y reveses de la fortuna en la que la desgracia y la mala suerte persiguen una y otra vez a sus protagonistas. A través de la entretenida historia, estructurada en varios capítulos, el belga repasa las convenciones del género en una historia que si bien no es del todo original destaca por la acertada caracterización de los personajes y la habilidad con que el belga desarrolla la trama para mantenerse siempre un paso por delante del lector logrando mantener el interés por la historia hasta el final.


























En el apartado gráfico, estamos ante uno de los mejores trabajos
de Rosinski con un fantástico tratamiento en acuarela que le permite captar en toda su belleza las grandes extensiones del Oeste, dando con la tonalidad justa para cada uno de los encuadres y situaciones. La búsqueda del preciosismo no está reñida con la fluidez narrativa y el álbum se desarrolla correctamente, complementándose perfectamente con la labor del guionista a la hora de ir contando la historia a cuatro manos.




En definitiva, “Western, publicado por Norma hace años en un formato muy apañado, es una pequeña joyita poco reconocida y un declarado homenaje de sus autores a uno de los géneros más importantes del siglo pasado en el que todavía pueden contarse buenas historias y puede servir a los nuevos para conocer el trabajo de uno de los mejores equipos creativos del cómic europeo de las últimas décadas .