LA BANDA DE LOS POSTIZOS
Por
el motivo que sea, las historias de atracadores siempre han
despertado el interés del gran público, ya se presente la historia
en forma de película, novela o cómic. Este atractivo con el que
cuenta este tipo de historias se ve mucho más enaltecido si añadimos
que la obra en cuestión se encuentra inspirada en hechos
reales.
Estos dos requisitos los cumple uno de los cómics que recientemente
ha llegado a las estanterías de nuestra biblioteca y que está
siendo elogiada tanto por la crítica como por los lectores. Hablamos
de la obra francesa Les
faux visages,
o tal como ha salido publicada en español, La
Banda de los Postizos.
Los
hechos que narra la obra nos sitúan en el París
de
la década de los 80, más específicamente en 1981,
año en el que comenzó a destacar una banda de atracadores por sus
exitosos asaltos a diversos bancos de la ciudad gracias a un simple
y eficaz método:
aparecer disfrazados con pelucas y bigotes postizos haciéndose pasar
por clientes, retener a todo aquel que se encuentre presente en ese
momento en la oficina y vaciar las cajas fuertes. Todo ello de forma
rápida y sin cometer errores. Así, este grupo logró entre 1981 y
1986 la audacia de asaltar 27
bancos,
abrir 1300
cajas...
El
encargado de pasar esta historia real al noveno arte es el guionista
francés David
B. (firma
de David Beauchard), conocido por obras como La
Ascensión del Mal o
Babel.
Este recoge en la historia toda la carrera de la banda; partiendo
desde sus inicios en 1975, pasando por diversos de sus robos y
concluyendo la obra con el fin de las historias personales de cada
uno de los miembros que componen el grupo.
El
guion que escribe David B. no se caracteriza por ser una genialidad y
mucho menos por desmarcarse del resto de las obras del género por un
planteamiento original, pues la narración es la misma que la de
cualquier historia de asaltadores al uso… Pero a pesar de esto, el
guionista sabe cómo recurrir a los diversos factores que le
proporciona esta historia en particular para lograr un desarrollo del
arco argumental bastante interesante,
muy disfrutable
y
marcado por un sutil sentido del humor.
Tanto es así, que la forma en la que se nos narra la historia nos
hará parecer que estamos leyendo un guion de película,
recordándonos en algunos puntos a films del género como Ocean´s
Eleven.
David
B. no limita su labor a convertir una historia bastante típica en
muy interesante, sino que también se encarga de ofrecer a cada uno
de los miembros que componen la banda una personalidad
propia,
narrando sus principales características, cómo llegaron a formar
parte de la banda y la relación que existe entre estos, algo
bastante complicado teniendo en cuenta que el grupo se encuentra
compuesto por 8 miembros y que no todos gozan del mismo protagonismo;
pero como decimos, David B. sabe captar sus similitudes y sobre todo
sus diferencias. Además del principal arco argumental, una vez la
historia se encuentra encarrilada, David B. introduce una segunda
historia paralela a
ésta en la que se entremezclan las investigaciones policíacas y la
corrupción. Si bien esta subtrama no llega a ser algo que actúe en
detrimento del arco argumental principal de la obra. en ningún
momento, se podría haber omitido .
Mención
especial se merece el apartado gráfico, pues si algo brilla con
mucha más fuerza que el trabajo de David B, esa es la labor
realizada por el dibujante, también de origen francés, Hervé
Tanquerelle,
conocido por obras como Lucha
libre,
Por
los caminos oscuros o
Los
mejores enemigos.
Sus dibujos, impregnados por la esencia del trazado europeo, son
capaces de recrear extraordinariamente los entornos y los rostros que
aparecen por las páginas del cómic, destacando su labor al tratar
con mimo el menor detalle cuando la historia así lo requiere, pues
el dibujante sabe discernir en qué partes dotar a la viñeta de un
elaborado entorno y cuándo despreocuparse del mismo para dar
protagonismo a los hechos. Además, sus dibujos ayudan de forma
impresionante a la creación de los personajes que ya mentábamos que
hacía David B. Así, Tanquerelle recurre de manera brillante al uso
de los colores del negro y del blanco para entintar todos los
detalles de sus viñetas, las cuales llegan a eclipsar multitud de
veces al guion.