jueves, 27 de febrero de 2014

TAMARA DREWE


Todo es muy bonito en Tamara Drewe. El dibujo de Posy Simmonds es suave; su paleta de colores, delicada; sus personajes, guapos; sus trabajos, glamurosos; su historia, amable. Uno se la puede imaginar perfectamente como una comedia romántica protagonizada por Hugh Grant, Julia Roberts y John Cusack al estilo de Cuatro Bodas y un Funeral. Demasiado bonito. Toda esa belleza gira en torno al personaje de Tamara Drewe y el terremoto que con su presencia sacude al resto de los habitantes de este cómic nacido en las páginas del diario británico The Guardian y publicado por Sins Entido en nuestro país. Una adaptación actualizada en forma y contenido de Lejos del Mundanal Ruido, novela de Thomas Hardy.

Tamara, detonante de la acción de esta obra coral, no sólo fascina a la pequeña comunidad en la que se introduce como un elefante en una cacharerría, sino también al propio lector. Se trata de una mujer joven, atractiva, que lleva las riendas de su vida, que hace con ella y con los que la rodean lo que le viene en gana. Ese es uno de los principales atractivos de la historia. Que la protagoniza, una mujer moderna, lejos de la típica segundona o de la compañera del protagonista. Una mujer que vive su vida sin tener que responder a nadie por ella y que sorprende muchas veces al lector por sus reacciones. Las relaciones amorosas son el motor de la historia, y la consecución de una pareja estable se ve como la solución a toda infelicidad. El objetivo supremo y único a través del cual se puede alcanzar la realización como persona. De este modo, lo que comienza como un fino estudio sobre la mentalidad de los hombres y los anhelos de las mujeres, con una gran caracterización de personajes, va derivando hacia la comedia de enredo folletinesca.

Formalmente, Simmonds se sirve de todo lo que encuentra a mano para conseguir su objetivo. Lo que quiere es, sin más, contarnos una historia y para ello se vale de cualquier método narrativo, desde el monólogo interior y los largos fragmentos escritos, hasta fórmulas diversas que profundizan en el origen literario de su obra disfrazadas de e-mails, artículos periodísticos, columnas, recortes y portadas de prensa. En cierto modo, sigue el precedente de mezcla de géneros que sentara Gil Kane con su Blackmark, pero en este caso se percibe más nítidamente que este cómic está concebido para ser serializado en la página dominical de un periódico. En función de esa premisa todo encaja y funciona con plena brillantez.


El reverso de la trama principal reside en el grupo de adolescentes que la autora introduce como reflejo del lector. Al igual que este, ellos observan y son testigos de todo lo que sucede. Son el ancla en tierra con la que identificarse. El resto de personajes delata su origen en la novela victoriana y resultan demasiado elitistas. Estos chiquillos, pertenecientes a una clase mucho menos favorecida, contemplan atónitos los banales problemas de Tamara y sus amigos, y asisten en la distancia a las miserias de un mundo al que nunca pertenecerán, sin importarles realmente lo que les pasa y cómo lo van a resolver.


miércoles, 26 de febrero de 2014

LA ASCENSIÓN DEL GRAN MAL

  El francés David B, nació como Pierre - François Beauchard en Nîmes en 1959. A temprana edad empezó a recoger en su cuaderno los oscuros desvaríos que ampara la noche. Tenía un buen motivo: sobrevivir. Su infancia, marcada por la epilepsia de su hermano Jean Christophe, un voraz horror que consumió las energías de su familia en un peregrinar de (presuntos) sanadores, le obligó a ello. Podía admirar a sanguinarios conquistadores, charlar en un bosque tenebroso con amigos imaginarios o disfrutar de las lecturas de héroes y demonios. Para la válvula de escape en que se convirtió su afición por el dibujo, ese impulso de rebeldía ante el mundo que lleva en sí todo artista, no hay mejor combustible que los hallazgos del subconsciente.









Este aprendizaje, y muchas otras cosas, son la columna vertebral del libro Epiléptico, antes conocido como La ascensión del Gran Mal durante su publicación original en seis volúmenes, entre 1996 y 2003. A este respecto cabe advertir que el título es engañoso: quienes se acerquen a Epiléptico buscando una obra comprensiva con la enfermedad y piadosa con el enfermo, se verán sorprendidos. Hay dolor y cariño, pero también rencor y reproche y la insatisfacción íntima de quien se sabe distinto a los demás y debe construir un caparazón que le aísle del daño.


David B. se dibuja entonces con una armadura, como la de un samurai, con la que enfrentarse a las penalidades mundanas. Densa y prolija, la obra acumula, capa sobre capa, distintos sedimentos, pues está ambiciosamente planteada sobre la memoria biográfica (en unos parámetros similares a los del realismo mágico de, por ejemplo, La casa de los espíritus), el curanderismo y el esoterismo (desde la macrobiótica al vudú pasando por la acupuntura), la genealogía (fugaces retratos de abuelos, primos, padres, etc.), el costumbrismo social (con hincapié en la inadaptación del diferente) o el tratado historicista, esencialmente bélico (centrado en Francia, por supuesto, pero sin olvidar a personalidades como Hitler o Gengis Khan), entre otros, para construir un relato arquetípico de paso a la madurez. La lectura duele y agota, abruma por su meticulosidad y desarma por su sinceridad.

Como el autor jamás claudica de su punto de vista, la progresiva incomprensión y el distanciamiento entre los dos hermanos se traslada a las páginas y Jean Christophe y la enfermedad que lo degenera se convierten en una sombra ominosa que planea sobre el desarrollo personal y artístico -cambio de nombre incluido- del futuro historietista. En este combate entre enfermedad, rivalidades masculinas y entrada en el mundo adulto, la hermana pequeña, Florence, queda desdibujada. Ella misma, en el conmovedor prólogo, confirma la rigurosidad de los hechos, herida por un recuerdo de felicidad primitiva, sin empañar por los sufrimientos posteriores. Los abnegados padres jamás tiran la toalla, pese a que la esperanza se disipa con cada arruga que certifica el paso de los años. Porque el tiempo pasa, pero no igual para todos.

Al crecer, David B. tira sus libros de niño, seducido por el fulgor de sus descubrimientos vitales y literarios, pero su hermano se aferra a ellos, representantes de sueños que jamás verá cumplidos. También cuando busca amigos, e incluso una compañera, sigue pensando Jean Christophe que es el niño que fue o que creía ser. La enfermedad le va venciendo de todas las formas posibles, desde la marginación social a la ira absurda y el abandono personal definitivo.











 David B. elude el riesgo de monotonía con inventiva (por ejemplo: convirtiendo viñetas en alegorías, como en la pág.15, donde el inicio de “la gran ronda de médicos” por la que pasará Jean Christophe queda retratada como un corro de la patata con la familia en el centro) y ocasionales construcciones atípicas (por ejemplo: “en almena”, como las de las páginas 168 y 169, fortaleciendo la idea de su resistencia a la dolencia nerviosa; o “en escalera”, como las de las páginas 222 y 223 para representar unos ritos vudú). También recurre a perturbadoras páginas encadenadas por un vocero siniestro, como las de las páginas 282 y 283, a modo de recapitulación. Sus figuras no rompen el cuadro, aunque a veces puedan convertirse en el propio marco (p.ej: páginas 301 a 307). Otras veces este se difumina en sueños, como en el sugerente epílogo, o en meditaciones, como las que transcurren entre las páginas 284 y 286.




Notablemente, las ilustraciones de David B carecen de perspectiva, lo que contribuye a su irrealidad. La profundidad de campo es desconocida y los personajes son retratados frente a la cámara, rígidos como un pantocrátor, o en procesión, como en los retablos medievales. En compensación, una rica imaginería se adueña de la página, guiándonos con una cadencia alucinatoria, de narración oral más que cinematográfica, con un poso de angustia y fogonazos breves de sensualidad. A medida que avanza la historia, el trazo se vuelve más expresionista, más duro y tenebroso, como puede comprobarse en las páginas 342 y 343, con rayas más gruesas y rectilíneas, aun conservando, en líneas generales, bastante homogeneidad en su conjunto, remarcable en una producción que abarca siete años.
























martes, 25 de febrero de 2014

FROM HELL

From Hell
Alan Moore y Eddie Campbell
La figura de Jack el Destripador sirve como excusa, punto de arranque y centro común para una narración sobre la época victoriana, el origen de los arquetipos y el nacimiento del siglo XX. Una obra maestra imprescindible.

Londres. 1888. Reinado de la Reina Victoria. En una de las zonas más sórdidas del Londres victoriano, Whitechapel, se cometen varios asesinatos de prostitutas de una naturaleza tan brutal que llaman la atención incluso en medio del ambiente embrutecido de los obreros de la revolución industrial. El escenario es tan perturbador –sexo, asesinato, mutilación- que hasta nuestros días pervive la imagen creada para dar forma al desconocido culpable de esos crímenes: Jack el Destripador.


Alan Moore visita la escena del crimen y construye una historia que se cuenta entre las mejores –en algunos aspectos quizás la mejor- de este creador de obras maestras. En sus pesquisas le ayuda Eddie Campbell, quien retrata fielmente la escena, los actores y los detalles delatores, con un grafismo sucio, naturalista y que rinde homenaje a la propia ilustración periodística victoriana antepasada de la prensa de escándalo de hoy día. Ningún personaje es ficticio, sólo las relaciones entre ellos –y no todas- responden a la voluntad de Moore por crear el drama más intenso que se haya visto en un medio como el cómic sobre un periodo histórico que determinó, en muchas maneras, la forma del mundo por venir de maneras insospechadas.

La locura en la literatura es, curiosamente, un tema victoriano por excelencia aunque no lo parezca, posiblemente un legado romántico y gótico aunque se trata muy diversamente y en muchos modos: desde el melodramático hasta el cómico: Dickens escribió más de una vez sobre la división de la mente del hombre y se interesó sobre los asilos, Emily Brönte con su narración romántica llevada a los extremos crea a Heathcliff a quien su desesperación lleva casi a la necrofilia, muestras del lado oscuro de una sociedad arquetípicamente hipócrita, convencional y rígida que sin embargo creaba grandes monstruos para su literatura . Y Carroll, entre otras cosas que acompañan a muchos lectores de sus libros desde hace más de cien años, crea al Sombrerero Loco.
Ahora bien, los sombrereros locos eran una ficción popular basada en un hecho: las consecuencias de la exposición al plomo de los tintes que producía saturnismo entre las gentes que se dedicaban a determinadas actividades, entre ellas el hacer sombreros.


Moore actúa casi de la misma manera: sobre un hecho produce una ficción –una entre muchas, como él mismo admite. Sin embargo, Moore produce algo más que una simple ficción: subvierte los esquemas clásicos de la narración desde el principio, le da dolores de cabeza al lector y se pone a hablar de otras cosas que en un principio no tienen nada que ver con un degollador de prostitutas de hace 120 años, como, por ejemplo, el advenimiento del siglo XX (que deja en mantillas en cuanto a horror a escala industrial a la sórdida colección de crímenes victorianos). Moore, aparentemente da una explicación clásica de conspiración a la serie de asesinatos de Whitechapel: masonería, realeza indiscreta, policías ineptos o cómplices.

Pero como eso no es bastante, Moore crea OTRO móvil en la cabeza del perpetrador de los crímenes. Y esa es la parte verdaderamente terrible de esta narración, la voluntad de Moore de explicar la creación de un arquetipo recurriendo a un personaje cuya tarea autoimpuesta es, precisamente, crear un arquetipo guardián del patriarcado, de dominación masculina . Moore procede entonces al revés que Carroll en un aspecto, crea una explicación para la locura y ésta no tiene nada que ver con el móvil histórico que el mismo Moore le asigna al asesino. Los asesinatos en sí no son nada comparados con el legado de los mismos, parece decirnos el autor, con el arquetipo del asesino en serie desgraciadamente tan reivindicado en el siglo XX o con los movimientos sociales de las grandes y pequeñas naciones –muerte a una escala superior a las de las guerras coloniales inglesas o francesas durante el siglo XIX.


Otro ejemplo de cómo Moore subvierte las narraciones tradicionales está en el hecho de la identidad, toda la trama detectivesca que aparece en From Hell es en realidad una farsa porque en realidad no existen detectives –Abberline el inspector está siendo engañado desde el principio y Lees el vidente es un estafador-, así que Moore nos da la identidad de su culpable desde un principio. Y sin embargo, sí que hay un detective: el lector. Algunas cosas no terminan de encajar, algunos datos son contradictorios e incluso el Dr. Gull tiene la impresión, irónicamente al final, de que la transcendencia no es suficiente para comprenderlo todo, ni todo lo narrado es como se supone que fue narrado.
Aparte de eso, Moore parece estar burlándose de las narraciones de reconstrucción histórica haciendo exactamente el mismo trabajo de documentación que otros muchos antes de él pero sabiendo que su trabajo no es una aproximación a la verdad, ni un intento de explicación, ni una exposición del terreno, sino una exploración de la mente humana vista a través de los ojos de un personaje al que Moore convierte en un probable asesino como podría haber hecho con otros muchos sólo para que intentemos explicarnos a nosotros mismos una simple pregunta: ¿Cómo es posible? ¿Cómo ocurren esas cosas?

La respuesta de Moore, la única que puede dar es que no hay respuesta posible cierta. El único hecho cierto es la muerte violenta de cinco personas, todo lo demás es incierto.
Magistral, terrible, inquietante, oscura. Otra obra maestra nacida de una pesadilla, como es la costumbre de Moore.















lunes, 24 de febrero de 2014

S.

S. El padre en el recuerdo


S. es la perfecta plasmación en viñetas del funcionamiento de la memoria. El resultado final, cargado de gran fuerza lírica, empapa las páginas de esta estupenda obra de Gipi, nombre clave de la nueva historieta italiana.El autor de Apuntes para una historia de guerra, editado también como este S. por la editorial Sins Entido, construye una obra autobiográfica, protagonizada por él mismo como un narrador sin nombre, así como por S., sigla tras la que se esconde Sergio, su padre.
A lo largo de la obra el lector asiste emocionado a una narración donde confluyen un pasado cercano (con el progenitor recién fallecido y sus cenizas esparcidas en el mar) y un pasado lejano, el de una Italia asolada en 1943 por los bombardeos de la II Guerra Mundial.




El protagonista mezcla estos conflictivos recuerdos bélicos (algunos de prestado, contados por su padre y su tío Piero) con episodios relajados, como cuando iba a pescar con su padre, su tío y su primo Luca... hasta que tuvieron un altercado con fuerzas militares.








Las vacaciones en los años de adolescencia, las películas de terror vistas en televisión, las pesadillas de la guerra, las bromas privadas entre los miembros de una familia... Todo se mezcla y confunde en esta narración, que captura como ninguna otra los frágiles límites de la realidad cuando esta se ve tamizada por el recuerdo, la memoria y la nostalgia.Las ilustraciones de Gipi, de gran belleza, complementan y construyen la emotiva historia sin limitarse a estar a su servicio : los lápices y las acuarelas del italiano consiguen capturar el brillo del cielo azul y la brisa marina como muy pocas veces se ha visto, dando como resultado una maravillosa obra autobiográfica, personal e intransferible, pero que consigue emocionar al lector a partir de eso tan difícil de conseguir como es la identificación. Gipi lo logra.



jueves, 20 de febrero de 2014

BLANKETS



¿De qué va?
Autobiografía. Blankets narra la historia de la infancia y adolescencia de Craig Thompson, crecido en una pequeña comunidad rural de Wisconsin, Estados Unidos, educado por un padre severo y en un entorno enormemente religioso, y donde era objeto de burlas y abusos por parte de otros niños mayores. El cómic se centra en la historia de la relación de Craig con su hermano menor, de su pasión por el dibujo y, sobre todo, de la histora de su romance con Raina, una chica a la que conoce siendo adolescente en una colonia de vacaciones parroquial y que será su primer amor.
Sobre el cómic
Blankets es una gruesa novela gráfica de casi 600 páginas, realizada por Craig Thompson y publicada originalmente en EEUU en verano de 2003 . Ese año Blankets arrasó en los principales premios estadounidenses con dos Premios Eisner


El autor
Blankets fue en su momento la más extensa y ambiciosa novela gráfica de Craig Thompson (EEUU, 1975), un joven que entonces todavía no había alcanzado la treintena, y que significó su reconocimiento definitivo. Habría que esperar ocho años para satisfacer, ya que hasta 2011 no se publicó la siguiente y mastodóntica novela gráfica de Thompson, Habibi (2011), con la que batió su propia marca y superó las 600 páginas de extensión.



Valoración

En su momento, Blankets marcó un punto de inflexión para lo que algunos califican como "movimiento" de la "novela gráfica", en cuanto antepone la integridad de la obra y su publicación unitaria e indivisible a lo que hasta entonces era un condicionamientos del mercado para una obra de tanta extensión: su serialización previa por entregas. Blankets fue una obra excepcional en tanto que si ya eran pocos los autores se habían atrevido a realizar en solitario un cómic de casi 600 páginas, nadie en occidente lo había realizado para ser publicado directamente en un único volumen sin serialización previa. Lo habitual en obras tan largas, básicamente por razones económicas, era prepublicarla en varias entregas durante su realización y luego recopilarla en un único volumen una vez finalizada. Tanto en su país de origen como para editar en España obras extranjeras (Maus, Persépolis, Epiléptico, Agujero Negro o From Hell, por ejemplo, se prepublicaron todas por entregas). Blankets se convierte en la primera novela gráfica de tanta extensión que se publica íntegramente y directamente como novela gráfica, sin serialización previa, equiparando por primera vez en ese sentido una novela gráfica a las "novelas de toda la vida", que hace ya mucho tiempo que superaron la prepublicación por entregas, y se publican directamente en un único libro, por muy extensas que sean. Y además, Blankets lo hizo con éxito, demostrando que no sólo era posible, sino que además era viable. Además, quizás por el tratamiento "amable" y la temática (no abundan especialmente las historias románticas realistas dentro de la novela gráfica), Blankets es un cómic que suele ser muy bien recibido por el público femenino.




miércoles, 19 de febrero de 2014

ALFONSO GUZMÁN. ENTRE MOROS,JUDÍOS Y CONVERSOS


Un cómic no sólo puede servir como iniciación a la lectura para los más pequeños, también puede ser didáctico y acercar a los estudiantes y al público en general una época determinada de la historia. Es lo que ha hecho el placentino Jesús Cano con su cómic Alonso Guzmán. Entre moros, judíos y conversos

La intención de este cómic es la de enseñar contenidos históricos a través de las viñetas, de ahí la fuerte carga didáctica de la obra, y la rigurosa ambientación que acompaña a la narración.







'Alfonso Guzmán. Entre moros, judíos y conversos', una obra ambientada en la figura un personaje placentino que vive en la Castilla de finales del siglo XV.
El libro narra la historia de un profesional de las armas que, tras años de lucha en la Guerra de Granada, regresa a su hogar en Plasencia, y que se ve envuelto en una serie de sucesos que le llevan a conocer "de cerca" la problemática de los judíos y los cristianos conversos en la sociedad del final del Medievo.

martes, 18 de febrero de 2014

NEARDENTAL


NEARDENTHAL
Un título imprescindible para todo lector curioso de nuestra biblioteca.


Arte gráfico
El dibujo, entintado y color son precisos, estéticos y delicados, realizados con minucioso cuidado y dedicación. Los rostros de los personajes son sumamente expresivos, muy humanos, y además los individualiza con gran maestría. Las expresiones corporales y la captura del movimiento son correctas (aunque quizás esos no son sus mayores fuertes). Pero donde realmente se despega de otros autores es en la espectacularidad de sus paisajes y panorámicas, y en las escenas de fauna salvaje .






La historia
El argumento de "Neandertal" no nos sorprende por su gran originalidad. Lo que hace es unir dos aspectos muy conocidos de la literatura: Una tragedia clásica al estilo shakesperiano, con resonancias de Hamlet, con el clásico viaje del héroe/antihéroe (uno de los grandes estereotipos de la ficción contemporánea). Dicho esto, lo cierto es que esos temas tan habituales están resueltos con oficio narrativo y algunos momentos sorprendentes.


Los personajes son muy humanos, con personalidades individuales, detalladas, y motivaciones bien construidas. Además de la aventura, la tragedia de tintes clásicos, y la importancia del mundo natural, el cómic también tiene toques de humor y momentos entrañables que te permiten identificarte un poco mejor con los personajes y sus vivencias.



La recreación histórica






"Neandertal" es una obra de ficción, pero también una recreación de la vida de esa otra humanidad en el final del Pleistoceno. En ese sentido, es posible juzgar hasta qué punto Roudier es fiel a los conocimientos científicos actuales. La respuesta más general sería que es muy fiel, pero a la vez bastante atrevido y creativo. 

El detalle de los conocimientos del autor sobre la prehistoria en general, y sobre los Neandertales y el Musteriense en particular, es impresionante. Es un auténtico placer ir leyendo el tomo y observando con detalle las viñetas, reconociendo decenas de pequeños aspectos tomados de artículos científicos, monografías, informes de excavación y otras formas de difusión y divulgación de arqueólogos y paleontólogos.

Desde las escenas de fauna, hasta la talla lítica, el uso de plantas y pigmentos minerales, el trabajo de la piel y la madera, muy pocas cosas se pueden ver como inventadas, improvisadas o simplemente deducidas por Roudier. Al contrario, están documentadas.





Por otro lado, es bastante atrevido y creativo, rellenando los (inevitablemente grandes) huecos de la información arqueológica con lo que la etnografía y la antropología cultural nos cuentan de las sociedades de cazadores-recolectores del pasado reciente, como los bosquímanos, los aborígenes australianos, los nativos americanos, etc.




En ese sentido, Roudier opta por una visión concreta de esa humanidad neandertal: asume que en los aspectos cognitivos e intelectuales más básicos, fueron indistinguibles o enormemente similares a nosotros mismos .

Eso le lleva a plantear que, mientras el registro arqueológico no lo contradiga –y no lo hace- es legítimo asumir que los comportamientos elementales, la organización grupal, el lenguaje, la interacción de los distintos clanes, y otros elementos (etnicidad, expresión simbólica) debieron responder a los mismos patrones que los que se documentan en cualquier otra sociedad de cazadores-recolectores. 

A partir de ese razonamiento general, y al entrar en detalles concretos sobre el vestido, la decoración corporal, el tamaño de los grupos, etc, está claro que a veces presenta unas realidades que no están probadas por completo por la arqueología. Pero también hay que recordar que es una obra de ficción histórica.













En resumen, una obra fantástica para los que sean aficionados a los cómics y tengan algún interés en la Prehistoria.

viernes, 14 de febrero de 2014

TAMARA : ¡ MI PRIMERA VEZ !


Tamara tiene 15 años, y es una chica alegre y de gran corazón, pero en los tormentosos años de la adolescencia, no todo está a su favor. Su padre es un cantante de ópera con el ego demasiado alto; sus compañeros del instituto se ríen de ella porque pesa unos veinte “kilitos” de más, y todo es demasiado inestable e incierto en una etapa de importantes cambios.

Pero lo peor llega cuando se enamora. ¿Qué posibilidad va a tener ella, la gordita de la clase, con Diego, la nueva sensación latina? Y más aún cuando trae de cabeza a todas las chicas guapas… Sorprendentemente, Tamara consigue captar la atención de Diego, pero esto no hará otra cosa que empeorar la situación y hacer que toda la clase se ponga en su contra. Aún así, nada de esto va a hundir a Tamara, que se va a armar de valor, y va a enfrentarse a todos los obstáculos: las dietas, las burlas de sus compañeros, la “primera vez”…






Risa tras risa, sorpresa tras sorpresa, con un dibujo de estética cartoon, pero sin abandonar el tono amargo propio de la adolescencia. Así es como Tamara: ¡Mi primera vez! explora temas como la adolescencia, el primer amor o las dificultades familiares, en una historia que emocionará tanto a los jóvenes que se encuentren en esa difícil edad, como a los adultos que quieran entender un poco más sobre la etapa más importante que vivieron en su vida.