JIRO TANIGUCHI
Taniguchi
es un gran dibujante siempre y obras como Seton, aunque realizadas
sobre un guión ajeno, constituyen de todos modos parte indiscutible
de su obra, pues conforman su universo personal de autor.
La
serie Seton sigue la peripecia vital de Ernest Thompson Seton
(1860-1946), escritor, dibujante y naturalista que, entre otras
cosas, fue colaborador de Baden-Powell, el fundador del movimiento de
los boy-scouts. La serie está organizada como una combinación de
aventura y de biografía. Toma de las convenciones de aquélla el
recurso al suceso extraordinario y arriesgado, habitualmente el
encuentro con un animal salvaje de tamaño, fiereza o astucia
sobresalientes, al que el héroe ha de enfrentarse, acaso con
violencia, y del que ha de aprender.
La
biografía le proporciona un hilo conductor, es decir, una estructura
narrativa. Seton es un relato de aprendizaje, que se desenvuelve
en las espesuras de Canadá.
Taniguchi
dibuja Seton como suele: línea segura y limpia, escasas manchas
negras y uso abundante de los grises para dar sombra, matiz y
volumen a figuras, fondos y paisajes. Comparte con su protagonista
la pasión por la naturaleza y el talento de dibujante, de modo que,
aunque Seton es uno más entre varios títulos que ha dedicado a
explorar las relaciones del hombre con su medio, en situaciones más
o menos extremas (ahí está, para demostrarlo, la serie La cumbre de
los dioses), da la impresión de que lo tiene todo para despertar lo
mejor del mejor Taniguchi.
Apoyado en un guión que se recrea constantemente en el entorno natural y en los animales que Seton encuentra en él, Taniguchi compone viñetas que, sin dejar de contribuir al desarrollo del relato, invitan a lacontemplación. Hay algo extático, como un fondo de serena alegría en la mirada del joven Seton, cuando descubre la vida natural y se descubre en ella, y lo hay también en la manera que tiene Taniguchi de representar dicha mirada. Pocas obras traslucen con tanto vigor la identificación del autor con su materia o con su protagonista. Seton resulta así, en más de un sentido, un gesto de celebración por el descubrimiento siempre renovado de la vida y de nostalgia de otros tiempos, en los que el aprendizaje de dicha celebración no estaba tan tintado de imposturas. Seton es, en suma, un título que, como otros de Taniguchi, explora posibilidades expresivas inhabituales para el cómic.
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