jueves, 5 de diciembre de 2013

SHERMAN


De igual modo que no todas las novelas negras que merecen la pena leerse vienen de los Estados Unidos, tampoco el mejor cómic policíaco surge necesariamente del país que lo vio nacer.
A esta tradición del cómic de género negro, se ha sumado recientemente Sherman, serie escrita por Stephen Desberg y dibujada por Griffo, que consta de seis volúmenes en el país vecino o bien de tres en la edición española.
El arranque de la obra en cuestión está ambientado en el Nueva York de finales de los años 40, aunque el lector enseguida descubrirá que se le van a contar varias líneas temporales de forma intercalada: así, la acción arranca con el atentado contra la vida de Robert Sherman, un político demócrata del que se dice podría ser el próximo candidato a la presidencia de los Estados Unidos. Pero lo que en principio podría parecer un crimen por razones políticas pronto se revelará como el inicio de una cruenta venganza contra su padre, Jay Sherman.


Será mediante varios flashbacks como conoceremos los orígenes de este último, verdadero protagonista del relato, que empezó desde lo más bajo (era hijo de un vagabundo sin oficio ni beneficio) y acabó convirtiéndose en uno de los hombres más adinerados del país, impulsado por la promesa que le hizo a su progenitor poco antes de que este falleciera: que él o su hijo acabarían siendo el más alto mandatario de la nación.
Alguien dijo una vez algo parecido a “No conozco ningún hombre rico que no haya perjudicado a muchos para llegar a serlo”. El guionista de El Escorpión e I.R.$. hace de Jay Sherman un buen ejemplo de ello, porque en su camino ha dejado atrás crímenes de muy diversa índole, algunos de sangre, que le permitieron ir ascendiendo poco a poco en el escalafón social hasta alcanzar su actual posición privilegiada. Una posición que podría perder junto a lo que más quiere, su familia, si aquel o aquellos que claman venganza cumplen su terrorífica promesa…


Sherman hace gala de las características que desde siempre han definido a la historieta europea entendida como un todo: un relato construido con oficio, donde se presta atención al retrato de los personajes tanto como a las escenas de acción, y donde no faltan ciertas dosis de intriga para mantener la atención del lector. Y, sobre todo, un dibujo de corte clásico, que apuesta por el detalle y huye de cualquier atisbo de experimentación formal. Así, sus páginas están construidas a la antigua usanza, con una disposición de viñetas que en ningún momento pretende romper con lo establecido, y que en cambio opta en todo momento por ponerse al servicio de la historia que se cuenta.Por lo tanto, Sherman se presenta como una historia de corrupción política, tejemanejes empresariales y actos de venganza cuyas raíces se hunden en el pasado reciente (ese que en Norteamérica se veía condicionado por una fuerte crisis económica y en Europa por la temible ascensión al poder del partido nacionalista liderado por Hitler en Alemania), y que gustará tanto a los amantes de los relatos gangsteriles como, sobre todo, a los fanáticos de los thrillers de corte histórico; unos y otros, sin duda alguna, acabarán sintiendo al pasar las páginas de Sherman el placer de la lectura de manos de un par de artesanos del relato gráfico.


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