Beowulf
David Rubín y Santiago García
Santiago García y David Rubín han unido
sus talentos para poner al día el mito de Beowulf, que durante más de
mil años ha inspirado a partir del poema heroico del mismo título, obra
fundacional de la literatura inglesa, a generaciones de autores, desde J. R. R.
Tolkien hasta un buen número de guionistas de Hollywood. La versión que
proponen García y Rubín sigue fielmente el argumento y la estructura en
tres actos del texto original. Ha buscado apegarse al tono y los hechos
narrados en el poema, y transmitir con toda su potencia la resonancia épica
y melancólica de sus versos a través de los recursos formales del cómic
contemporáneo.
La perspectiva no es, pues, la del
género de la espada y brujería o la fantasía heroica, sino la de reconstruir un
relato muy antiguo con una mirada moderna, respetando la sencillez monumental
del material de partida. Así, Beowulf cobra nueva vida, como si fuera una
historia que descubrimos por vez primera.
La primera sorpresa ha venido con el
formato elegido para su publicación, gracias a Astiberri, en un
mayor tamaño del habitual, asemejándose al europeo. Rubín ya comentó en una
entrevista los pormenores de esta decisión y cómo la propia Astiberri accedió
a hacer un sobreesfuerzo económico para no elevar demasiado el precio. El
resultado final es de lo más satisfactorio, con su tapa dura y portada
espectacular en tono rojo oscuro, la reproducción de los colores interiores, el Epílogo final
a cargo de Javier Olivares o las contracubiertas. Como suele ser habitual en la
editorial vasca, un trabajo bien hecho. Sobra decir que, una vez se ha entrado
en el universo creado por ambos autores, el mayor tamaño de las páginas no es
sino otra ventaja más a la hora de disfrutar de un David Rubín que, liberado de
la tarea de escribir, se centra en su labor de dibujante.
Santiago García opta por seguir las
líneas maestras del poema épico en el que se basa. La historia es por ello más
que conocida, gracias a libros y películas. Por parte de García habría que
señalar detalles como esa pulsión sexual de Grendel cuando se encuentra por
primera vez con el cuerpo desnudo del héroe o el hecho de que la naturaleza de
los monstruos no esté ligada entre sí a través de la madre de Grendel. Destaca
también a la hora de dotar de ritmo a la historia, recurriendo a veces al
montaje en paralelo de varias tramas, dejando de lado los cuadros de texto y
recurriendo a los diálogos, que tampoco son muy abundantes, pero que resuenan
con fuerza en la mente del lector. Pocas veces se puede echar mano de un estilo
tan altisonante y épico sin caer en el ridículo y Santiago García ha
aprovechado su oportunidad con creces. También en los momentos finales tenemos
breves apuntes históricos que dotan al conjunto de una mayor credibilidad.
Pero sin duda al que habría que destacar
en una obra tan visual es a David Rubín, que logra dejar de lado su Heracles y
centrarse solo en Beowulf, un tipo de héroe diametralmente opuesto al anterior
en motivaciones y carácter y eso se traslada al dibujo. Gracias al color y al
detalle que poseen las páginas, la ambientación está muy lograda y las
continuas escenas de acción son cruentas y veraces, narradas con mucha
potencia, tal y como ya demostró en su anterior obra. Merece la pena destacar
cómo Rubín consigue al mismo tiempo no repetir esquemas y ser fiel a su estilo,
a su forma de narrar y a muchos de sus recursos preferidos, como esas pequeñas
viñetas cuadradas que se encuentran dentro de otras más grandes y que reseñan
detalles o marcan una narración en paralelo, como la visión de los monstruos.
También hay que destacar los ojipláticos rostros repletos de
sorpresa de muchos de sus personajes o el inteligente uso de las onomatopeyas .
El diseño de sus criaturas tentaculares es terrorífico y sorprenden cada vez
que aparecen, sobre todo gracias a la elección de las ilustraciones a toda
página y a doble página.
Beowulf es uno de esos
cómics en los que es difícil encontrar alguna pega. Los comentarios y reseñas
en la red están siendo muy positivos y Rubín ya ha comenzado su labor de
promoción, que suele ser más que exhaustiva, llegando a los principales puntos
del país para firmar su obra. Las expectativas creadas a lo largo del proceso de
gestación desaparecen al pasar la primera página y sumergirse en una historia
que, pese a que ya es conocida, no nos molesta que nos la vuelvan a contar,
sobre todo si está tan bien realizada como ésta. García lleva la historia con
pulso firme y sus diálogos épicos solo son superados por la fuerza que tiene el
dibujo de Rubín. En definitiva, es disfrutable desde la primera hasta la última
página, donde el sentido epílogo le da una nueva vuelta de tuerca a este arte
tan grande, el de contar historias.
Este cómic me ha gustado ver el tipo de héroe que es Beowulf, la valentía que tiene y como ayuda a la gente. El se enfrenta a quien sea y no tiene miedo a nada ni a nadie ya que se enfrenta a terroríficos monstruos
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