miércoles, 8 de enero de 2014

EMIGRANTES




Os presento un cómic muy especial : EMIGRANTES. Es una historia muda que os conmoverá. La Tebeoteca Cáparra os invita a leer esta reseña de Álvaro Pons para ir abriendo boca.



Diario de Tebeos
Álvaro Pons
Suelo tener muchos prejuicios ante los ilustradores que se pasan a la historieta. Pese a todas sus evidentes relaciones, ilustración y tebeos tienen lenguajes muy diferenciados, que utilizan recursos en muchos casos muy alejados, que pueden llegar a interferir negativamente entre sí. La concepción narrativa de la ilustración puede ser, en ocasiones, una rémora para la secuencia de la historieta, aunque en muchos casos el mayor problema estriba en que la traslación de uno a otro campo transforma la historieta en un seguido de ilustraciones, donde el aspecto estético-compositivo prima sobre la narración. Unos prejuicios que el ilustrador Shaun Tan me ha destrozado en Emigrantes, que acaba de editar, primorosamente, Barbara Fiore Editora. El australiano es un dotado artista, con una impresionante habilidad camaleónica, que le permite variar su estilo en cada nuevo trabajo, pero siempre magistralmente y con un profundo dominio de la técnica. Obras como La cosa perdida o El árbol rojo, publicados por la misma editorial, son buenos ejemplos. Sin embargo, con esta nueva obra Tan rompe radicalmente con sus anteriores trabajos, afrontando una historia propia con un espectacular estilo hiperrealista, penetrando en el mundo de la historieta para contar la dificultad del emigrante, el impacto que le supone la inmersión en una cultura que no es la suya. A priori, un argumento en el que es difícil evitar los tópicos manidos, pero que multiplica su complejidad cuando lo que se quiere es transmitir este mensaje a un niño. Una dificultad que Tan sabe salvar con exquisita elegancia, evitando las palabras y plasmando en imágenes la sensación de soledad del emigrante a través del contraste entre una realidad presentada de forma casi fotográfica y una fantasía desbordante. El emigrante sale de una existencia gris para entrar en una ciudad mágica, donde la imaginación se desborda visualmente, pero que supone una serie de códigos indescifrables para él. El hiperrealismo fotográfico, con esos tonos sepia que recuerdan las antiguas fotografías de aquellos que llegaban a América a principios de siglo, se opone así a arquitecturas imposibles que beben directamente del universo de las Ciudades Oscuras de Schuiten y Peeters, o a criaturas imposibles que recuerdan a las faunas fantásticas de Miyazaki o Dave McKean. Un estilo cuidado en el que la narración gráfica y la ilustración se van alternando en un equilibrio casi perfecto.

Tan consigue una historia universal, perfecta para un niño, pero tremendamente evocadora para el lector adulto, que disfrutará igualmente de ella. Una obra de una belleza exuberante.


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