LA
ANCIANA QUE NO JUGABA AL TENIS Y OTROS RELATOS
QUE SIENTAN BIEN
“Hay
mucho de mí mismo en estas historias, un montón de emociones y
humanidad. Todos los relatos tratan, con sensibilidad y optimismo,
sobre los sentimientos de personas reales, esas que nos podríamos
encontrar en cualquier momento por la calle”, explica Benoit
Drousie “Zidrou” (Anderlecht,
Bélgica, 1962).
“Por
supuesto, se trata de un libro de cuentos ficticios, pero todo se
construye en torno a lo que he visto, leído o experimentado a lo
largo de mi vida. Por regla general, todos los autores absorbemos
como esponjas lo que hay a nuestro alrededor”, añade.
Publicado
por Norma, el cómic es una antología de quince historias tan breves
como hermosas, una selección que no sería la misma sin los
dibujantes que han puesto su talento al servicio de Zidrou, entre los
que se encuentran nombres como Pedro
J. Colombo,
Jordi
Lafebre,
Sergio
Córdoba,
Homs,
Simon
Hureau o
Jordi
Sempere.
“Soy
exclusivamente escritor y dibujo mucho peor que cualquiera de los
artistas que me han hecho el honor de ilustrar estos relatos y
acompañarme en esta aventura. Busqué mucho por mi cuenta y el
editor me puso en contacto con algunos de ellos. He tenido mucha
suerte, porque el nivel es altísimo”, elogia el autor.
Puestos
a escoger, bien se podrían destacar las historias desarrolladas por
Jordi
Lafebre (Barcelona,
1979), responsable de “Coltrane”, “La anciana que nunca jugó
al tenis” y “Sopa de zanahorias”, tres títulos que el
dibujante pudo interpretar y llevar al papel con la más absoluta
libertad.
“Los
guiones de Zidrou funcionan como un relato literario: se les pueden
dar muchas lecturas y eso le da mucho margen al dibujante para
aportar su visión. No cambié ni una coma del guión, pero me quedó
espacio para narrar las historias a mi manera. Ha sido una gran
experiencia”, recuerda Lafebre.
“Coltrane”
y “Sopa de zanahorias”, los relatos que abren y cierran el libro,
están conectados y narran las vivencias de una familia a través de
tres generaciones, representadas por el abuelo, el padre y el hijo;
por su parte, “La anciana…” llama la atención por un final que
deja el alma encogida, pero abriendo al mismo tiempo una puerta a la
esperanza.
“Para
mí, lo más interesante de una historia siempre son los deseos y
emociones de los personajes. El tono agridulce del libro me sirvió
para trabajar el optimismo de los protagonistas; es un cómic que
tiene mucho de confianza en la vida a pesar de las dificultades”,
plantea Lafebre.
Con
un tono más humorístico, “Pollos asados” es el trabajo
realizado por Pedro
J. Colombo (Granollers,
Barcelona, 1978), que se ha sumergido en las peripecias de una
familia con poco tino para los negocios. “La vi desde el principio
con un estilo gráfico de ‘cartoon’ clásico”, detalla.
“La
historia es un ‘flashback’ en el que el protagonista habla de lo
positivo y trabajador que era su padre, a pesar de que su empresa no
iba bien porque se adelantaron a su tiempo. Para mostrar ese viaje al
pasado opté por un color sencillo y algo retro”, añade Colombo,
que diseñó sus dibujos en base a experiencias personales.
“Tenía
un referente, el padre de un amiga, que era cocinero de profesión y
que casualmente también regentó una pollería. Era un hombre
encantador. Zidrou me ofreció tres historias y elegí ésta de un
hombre que intenta llevar a cabo su sueño a pesar de todo, pero
incluso cuando se ve forzado a dejarlo continúa siendo optimista.
Por eso sienta bien”, remata.
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