Ediciones B. Abril 1995. Barcelona. Título original: Understanding Comics: The Invisible Art (1993). Traducción: Enrique Abulí. 216 páginas.
Supongamos que empezamos a
leer una novela y encontramos estas frases: “Juan salió de la
habitación. María se quedó sola”. Cualquier lector supondría
inmediatamente una habitación en la que Juan y María están juntos,
de la que sale Juan y en la que María se queda sola. Sin embargo, en
esas frases no hay nada que apoye esa interpretación. En ningún
momento se dice que María y Juan estén juntos, ni que María esté
en una habitación, ni siquiera que sean humanos. De hecho, esa
interpretación es sólo una suposición del lector que la emplea
para entender el texto. Este pequeño ejemplo nos sirve para mostrar
que leer es una actividad compleja en la que el lector aporta mucho
para la interpretación final de la obra. Es más, leer es algo que
se aprende, y no se lee de la misma forma una novela de ciencia
ficción, que hace ciertas suposiciones sobre lo que el lector sabe,
que un libro de poesía, que hace otras.
Lo que se aplica a la
literatura también sirve para el cómic. La forma, despreciada
durante mucho tiempo, podría considerarse como algo simple que no
requiere de mayores explicaciones. Después de todo, son sólo
dibujos sobre una página, y no debe ser muy complicado leer eso,
¿no? Pues no. La lectura de un cómic es un proceso complejo y este
libro se encarga de demostrarlo.
Cómo se hace un cómic
(que, debido a lo inadecuado de su título en español, suena más a
manual que a ensayo) nos propone un viaje fascinante en el que nos
adentramos en la profundidades de esa forma artística. Aprendemos
así la importancia del espacio entre las viñetas, de la relación
entre palabras e imágenes, de las formas y colores, de la
caricatura, de la relación entre el artista y la obra, hasta acabar
adentrándose en el estudio mismo de los signos y en la teoría
estética. Todo contado desde el amor más absoluto al cómic, pero
también desde el rigor, la seriedad y la inteligencia.
Sólo por eso este libro
sería importante, pero su importancia se multiplica cuando se sabe
que Cómo se hace un cómic es también un cómic. El autor confía
tanto en la forma que ha elegido que está dispuesto a apostar que
con el cómic también se puede hacer ensayo. La prueba de que tiene
razón está en que lo consigue. El resultado es un cómic que trata
sobre el cómic con el rigor de cualquier otro ensayo. Si Watchmen
demostró que el cómic podía tener la densidad narrativa de una
novela, Cómo
se hace un cómic
demuestra que con el cómic también se puede reflexionar sobre los
fenómenos artísticos. Un libro imprescindible para cualquier
persona interesada en el cómic, o simplemente en el arte.
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